Un juez declara nulo un contrato de subordinadas y obliga a devolver 42.000 euros a Novagalicia

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Un juzgado de La Coruña ha declarado nulo un contrato de subordinadas suscrito en junio de 2005 con Caixa Galicia y obliga a devolver a NCG Banco, entidad en la que se ha integrado la antigua caja, los 42.000 euros no recuperados por la titular de este producto.

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 9 (EUROPA PRESS)

Un juzgado de La Coruña ha declarado nulo un contrato de subordinadas suscrito en junio de 2005 con Caixa Galicia y obliga a devolver a NCG Banco, entidad en la que se ha integrado la antigua caja, los 42.000 euros no recuperados por la titular de este producto.

A esta cantidad deben sumarse los intereses legales desde que esta cliente adquirió las subordinadas y restarse los percibidos en este periodo de tiempo, que ascienden a 10.260 euros.

La sentencia considera que esta mujer, que adquirió en total 90.000 euros en subordinadas pero vendió 48.000, tiene "escaso nivel formativo". Además, "no consta que fuera debidamente informada" de la naturaleza del producto que estaba adquiriendo ni que se le hubiese entregado un folleto informativo, agrega el texto.

Por ello, admite los argumentos de la mujer y señala que "firmó son haber sido debidamente informada de los riesgos" que tenían las subordinadas y, por lo tanto, "sin prestar consentimiento válido" y sin "haber recibido información veraz" sobre el producto.

Además, indica que esta cliente ha manifestado que "verbalmente" la entidad le dijo que podría disponer del capital si lo precisaba. Por todo ello, el juzgado considera que hubo vicio del consentimiento y anula el contrato.

La sentencia señala que la "asimetría informativa que caracteriza" al mercado financiero "exige de las entidades que operan un deber de actuar de forma diligente pero también leal frente a sus clientes".

El texto hace referencia también a la declaración de algunos testigos, en concreto a la de un trabajador de una asesoría de la localidad en la que vive la cliente. Este hombre ha explicado que la mujer fue emigrante en Suiza, donde trabajó de limpiadora, que cobra una pensión de ese país y que, por lo que sabe, "no tiene más dinero que fue invertido" en subordinadas. Además, indicó que había cobrado una renta de inserción y que "depende de ese dinero".

También testificó el que fue director de la oficina en la que se concretó la operación, quien admitió que la mujer tiene nivel cultural "bajo o muy bajo", que no tiene "perfil de riesgo" y que no recuerda qué información se le dio, pero "en aquel momento (2005) no se informaba al cliente de lo que firmaba". En cualquier caso, según el documento, también apuntó que entonces "las obligaciones subordinadas no tenían problema alguno y por eso se le vendieron".

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