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El método Nvidia es el libro idóneo para comprender de dónde viene y hasta dónde ha llegado la empresa más importante para la IA actual

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Cuando Jensen Huang fundó Nvidia en 1993, apenas contaba con un pequeño grupo de ingenieros, un capital limitado y una idea que sonaba a ciencia ficción, que consistía en crear chips gráficos capaces de pensar. 30 años después, aquella visión se ha convertido en la base sobre la que se construye la revolución de la inteligencia artificial. En El método Nvidia, el periodista Tae Kim (Bloomberg y Barron’s), narra en esta obre cómo Huang transformó una empresa casi desconocida en el epicentro de la nueva economía digital. El libro no se limita a contar una historia de éxito empresarial. Es, ante todo, un retrato sobre la disciplina, la obsesión y la cultura del esfuerzo que caracterizan a un líder que ha desafiado todas las reglas del management tradicional.

En última instancia, El método Nvidia (Deusto) es una reflexión sobre cómo se construye una empresa en un entorno de cambio permanente. Kim propone una lectura útil tanto para emprendedores como para directivos: la de un modelo de liderazgo basado en la curiosidad, la valentía y la reinvención continua.

El método Nvidia y su fundador como hilo conductor

Jensen Huang, de origen taiwanés y criado en Estados Unidos, aparece como un visionario pragmático: alguien que combina la precisión del ingeniero con la audacia del estratega. Kim lo presenta como una figura que, más que dirigir, inspira; más que gestionar, diseña el futuro con una mezcla de cálculo y fe en la innovación.

La primera parte del libro se adentra en los orígenes personales de Huang. Nacido en Tainan, una ciudad del sur de Taiwán, su infancia estuvo marcada por el esfuerzo, el estudio y la emigración. A los nueve años, sus padres lo enviaron a un internado en Kentucky, donde sufrió racismo y aislamiento. Aquella experiencia, que podría haberle quebrado, se convirtió en el núcleo de su fortaleza mental. Según Kim, es ahí donde nace la tenacidad que luego definirá su carrera.

Huang estudió ingeniería eléctrica y pronto destacó por su capacidad para traducir la teoría en práctica. Esa combinación de rigor técnico y mentalidad emprendedora le permitió fundar Nvidia con una convicción inusual: que las tarjetas gráficas (GPU) no solo servirían para los videojuegos, sino que serían el motor del futuro de la computación.

El relato de Kim repasa los primeros años de incertidumbre, las crisis financieras y los fracasos que casi hacen desaparecer la empresa. Pero también subraya un rasgo constante en Huang: su resistencia a la complacencia. Mientras otras compañías tecnológicas se centraban en maximizar beneficios inmediatos, él prefería reinvertir cada dólar en investigación. Esa apuesta, vista entonces como temeraria, acabaría revolucionando el sector.

El giro maestro hacia la inteligencia artificial

El corazón del libro —y del método Nvidia— está en el giro estratégico que la empresa da a mediados de los 2000. Cuando el mercado de las GPU para videojuegos se saturó, Huang apostó por algo completamente nuevo: aplicar esas mismas unidades de procesamiento a la computación científica. El concepto de “procesamiento paralelo” —la capacidad de dividir un problema en miles de operaciones simultáneas— resultó ser perfecto para entrenar redes neuronales, la base del actual boom de la inteligencia artificial.

Kim explica cómo Nvidia no solo fabricó los chips, sino que creó todo un ecosistema de software, hardware y comunidad científica alrededor de ellos. Su plataforma CUDA, lanzada en 2006, permitió que programadores de todo el mundo aprovecharan el poder de las GPU para fines que iban mucho más allá del gaming: desde la biomedicina hasta la automoción o la investigación espacial.

Esa visión integral, en la que tecnología, negocio y talento convergen, es lo que el autor denomina “el método Nvidia”: una forma de entender la innovación como una disciplina colectiva, donde cada ingeniero trabaja con la mentalidad de un científico y cada decisión se toma con la precisión de un experimento.

Una cultura de exigencia y velocidad

El libro retrata la cultura interna de Nvidia como una mezcla de rigor y creatividad. Huang promueve una organización horizontal, sin burocracia, donde las ideas fluyen con rapidez y las jerarquías se diluyen. Pero también impone estándares altísimos. “No hay zona de confort”, repite a menudo. Kim lo describe como un líder exigente, incluso implacable, pero capaz de inspirar una lealtad casi religiosa entre sus empleados.

Esa combinación de exigencia y propósito explica por qué Nvidia ha logrado reinventarse una y otra vez. En lugar de dormirse en sus éxitos, ha sabido anticiparse a las revoluciones tecnológicas: primero el 3D, luego la inteligencia artificial, y ahora el cómputo acelerado en la nube y los modelos generativos. Huang, siempre vestido con su chaqueta de cuero negra —símbolo de una identidad más cultural que corporativa—, ha convertido la ingeniería en una forma de liderazgo.

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