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La ética debe aplicarse a la inteligencia artificial

La ética tecnológica ha sido uno de los temas candentes de la segunda jornada del SingularityU Spain Summit 2019.

Organizado por Talent Garden, este evento ha congregado a más de un millar de personas, entre los que se encuentran numerosos expertos de las nuevas tecnologías. Este foro ha sido un reclamo para integrar el componente ético en procesos propios de la inteligencia artificial.

SingularityU Spain Summit 2019.
Jornada del SingularityU Spain Summit 2019.

No hay que olvidar, como reflejó la CEO de Iris.ai, Anita Schjøll, que “la inteligencia artificial y las máquinas tienen un margen de error del 3% mientras que los humanos lo tenemos del 5%”. Para complementar esta tecnología con el cerebro humano, la experta sostiene que es necesario desarrollarla desde marcos éticos.

Tecnologías emergentes

El de la ética fue uno de los mensajes más notorios de la jornada, si bien destacaron asuntos procedentes de las tecnologías más emergentes actualmente: impresión 3D, blockchain o la robótica.

No en vano, una gran cantidad de industrias están naciendo al albor de la inteligencia robótica, debido a la gran capacidad de las máquinas para resolver problemas. “Solo hay que pensar en cuanto tardamos los humanos en desarrollarnos y en cuanto tarda un robot en aprender la complejidad del entorno y tomar sus propias decisiones”, explica un ingeniero biomédico.

El experto subraya también el componente de la ética recordando que en Estados Unidos ya existen robots que integran armas, si bien no se han producido avances en políticas sobre los coches autónomos.

El uso moral de la inteligencia artificial

De hecho, el uso moral de estas tecnologías dominó toda la jornada, con ejemplos de aplicaciones técnicas en distintas disciplinas. Una experta en neurociencia, explicó varios proyectos experimentales que ya se aplican en el área de la medicina, como el uso de ultrasonidos para tratar el alzheimer o el mapeado neuronal mediante algortimos. Un asunto que conlleva mucha responsabilidad.

Una tecnología, de esta forma, permitiría conocer el cerebro al 100%, de modo que podría usarse para modificar la inteligencia. ¿Sería esto ético? ¿Cómo podrían competir los niños de una clase si un compañero tiene ese privilegio?, se pregunta la experta.

El futuro tecnológico

No solo se habló del presente, sino también del futuro de las tecnologías en la sociedad, y cómo éstas impactarán en sectores clave como la movilidad. “En un par de años será más barato conducir un coche eléctrico, será posible tener uno de ellos por 100 euros al mes”, subrayó un portavoz de la Universidad de Tecnología de Eindhoven.

Otro experto en impresión 3D aseguró, por su parte, el gran futuro que posee este sector, con ejemplos como la impresión de puentes en Amsterdam en tan solo 30 días. Este hecho invita a pensar en más impactos y ahorros en sectores como la vivienda o la aeronáutica.

Mejorar la calidad de vida

En definitiva, las miras están puestas muy altas, siempre que entre en juego el componente de la ética. Las mejoras tecnológicas, más allá de su innovación, están diseñadas para mejorar la calidad de vida de las personas en el mundo, pero antes debe existir un claro proceso de democratización.

Algo que terminará sucediendo, como ya ha pasado con los teléfonos móviles o las energías renovables. “Las primeras llamadas costaban 10 dólares, algo impensable hoy estando a las puertas de la implantación del 5G”, recuerda un directivo de Singularity University.

El ejemplo de las renovables también es claro: a finales de los 90 los generadores eólicos solo alcanzaban un 10% de su capacidad, y en menos de 30 años la ha aumentado en un 150%.

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