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Cada 23 de agosto se celebra el Día Internacional del Internauta, conmemorando la publicación de la primera página web accesible para el público. Fue en 1991, gracias a la visión de Tim Berners-Lee, cuando la World Wide Web se abrió al mundo. 35 años después, este hito tecnológico se ha transformado en un universo de oportunidades, pero también de desigualdades. Mientras la conectividad global crece, millones de personas aún no pueden aprovechar plenamente los beneficios de la sociedad digital.

En este contexto, la labor de organizaciones como la Fundación Cibervoluntarios se vuelve clave. Desde enero de 2025, esta entidad ha impartido más de 11.500 actividades formativas en competencias digitales, beneficiando a cerca de 200.000 personas en toda España, con especial foco en colectivos en situación de vulnerabilidad digital, como mayores, mujeres, personas con discapacidad y población rural. Estos talleres abarcan desde alfabetización digital básica hasta habilidades avanzadas para la empleabilidad y el emprendimiento.

Brecha digital: un reto vigente en la era del acceso

Según el Informe Sociedad Digital del ONTSI 2024, más del 30% de la población española carece de competencias digitales básicas, una cifra que asciende al 43% en zonas rurales. Estos datos reflejan que, pese al avance tecnológico, la desigualdad en el acceso y uso de la tecnología sigue siendo un reto estructural. La pandemia de la COVID-19 evidenció aún más esta realidad, y aunque se ha progresado, la inclusión digital aún es una deuda pendiente.

Para combatir esta realidad, Cibervoluntarios organiza una media de 400 actividades semanales, el 80% de ellas de forma presencial, gracias a una red de 4.500 ciberactivistas, 350 formadores y 5.000 entidades colaboradoras, incluyendo ayuntamientos, centros educativos, bibliotecas públicas, asociaciones y ONGs. Esta red permite llegar a todos los rincones del país, incluyendo territorios con limitada cobertura digital o baja densidad poblacional.

Campamento Digital: empoderamiento desde la infancia

Uno de los programas estrella de 2025 ha sido el Campamento Digital, una iniciativa del Programa CODI del Ministerio de Juventud e Infancia, financiado por la Unión Europea – Next Generation EU. Este verano, ha llegado a miles de niños y niñas en más de 1.500 localidades, el 58% de ellas en municipios de menos de 5.000 habitantes. La descentralización de esta iniciativa ha sido clave para reducir la brecha territorial.

El objetivo: fomentar vocaciones tecnológicas, desarrollar pensamiento crítico y formar a menores en el uso seguro y responsable de la tecnología. Se imparten contenidos sobre ciberseguridad, redes sociales, programación básica, inteligencia artificial y derechos digitales. El impacto de estas acciones es doble: reducen la brecha digital generacional y territorial, y empoderan a las nuevas generaciones para ser ciudadanos digitales activos.

25 años de ciberactivismo para la inclusión digital

La Fundación Cibervoluntarios celebra este 2025 sus 25 años de trayectoria como red de voluntariado tecnológico pionera a nivel internacional. Desde 2001, su labor se ha centrado en formar, acompañar y empoderar a personas con escaso acceso a la tecnología, con especial atención a colectivos vulnerables: mayores, mujeres en riesgo de exclusión, personas con discapacidad, jóvenes sin acceso educativo y personas en situación de desempleo. La filosofía de la fundación es clara: la tecnología debe estar al servicio de la justicia social.

Además, la organización ha desarrollado metodologías pedagógicas innovadoras y materiales didácticos adaptados, traducidos a diferentes lenguas y formatos accesibles, incluyendo lectura fácil, lenguaje de signos y recursos audiovisuales con subtítulos.

Misión: democratizar la tecnología

Antonio Pulido, responsable de incidencia social y cultural de la fundación, resume la misión así:

“Formamos en competencias digitales a toda la ciudadanía, con especial atención a personas en situación de vulnerabilidad digital. Luchamos contra la pobreza tecnológica y la brecha digital de género, territorial y social. Fomentamos un uso responsable, inclusivo y ético de la tecnología”.

La entidad promueve la apropiación tecnológica como vía para alcanzar la soberanía digital ciudadana, impulsar la innovación social, generar transformación con impacto y defender los derechos digitales. En un entorno cada vez más digitalizado, garantizar que todas las personas puedan ejercer su ciudadanía plenamente requiere acceso equitativo a las herramientas tecnológicas y las habilidades para usarlas.

La tecnología como herramienta de empoderamiento

En palabras de la organización, ser “ciberoptimistas” implica confiar en el poder de la tecnología para reducir desigualdades y fortalecer la democracia. Esta filosofía se traduce en metodologías prácticas, acciones formativas adaptadas al entorno de cada persona y una constante búsqueda de alianzas con instituciones para ampliar el alcance. A través de proyectos como “Sé + Digital”, “Empodera Live” o “Stop Hate”, la fundación ha logrado visibilizar el impacto transformador de la tecnología.

Cibervoluntarios ha conseguido consolidarse como un actor clave en el ecosistema digital español, siendo referencia internacional en voluntariado tecnológico y alfabetización digital. Su enfoque ha sido replicado en varios países de Iberoamérica y Europa, y forma parte activa de redes internacionales como All Digital (UE) y Telecentre.org.

Hacia una ciudadanía digital inclusiva

Celebrar el Día del Internauta no es solo mirar al pasado, sino también proyectar un futuro donde el acceso a la tecnología sea verdaderamente universal. La labor de la Fundación Cibervoluntarios demuestra que es posible construir una sociedad digital inclusiva, justa y participativa.

A través de la formación, el acompañamiento y el trabajo en red, esta organización está reduciendo brechas y generando oportunidades reales. Porque, como señalan desde la fundación, el acceso equitativo a la tecnología ya no es una opción: es un derecho. El compromiso con una ciudadanía digital inclusiva debe ser permanente y compartido por administraciones, empresas, entidades sociales y la ciudadanía en general.