El teletrabajo se ha consolidado como una de las grandes transformaciones laborales de los últimos años. Ha abierto la puerta a una mayor conciliación entre la vida personal, familiar y profesional, ofreciendo una flexibilidad muy valorada por empleados y empresas. Sin embargo, trabajar desde casa no está exento de dificultades: el incremento de reuniones y correos electrónicos que supone, lejos de favorecer la eficiencia, a menudo se convierte en un obstáculo que ralentiza el ritmo de trabajo y merma la productividad.
Según la investigación de Jabra: ‘Great ExpectAItions, Working in an age of AI’, centrada en los llamados trabajadores del conocimiento, lo ilustra con claridad: el 62% dedica buena parte de su jornada a responder correos y el 57% a asistir a reuniones. Además, uno de cada cuatro participantes admite sentirse más cansado al terminar una reunión que al empezarla. Estos datos reflejan una realidad incómoda, en lugar de impulsar el trabajo en equipo, muchas reuniones acaban siendo puntos de fricción que desgastan más que suman.
Ante esta situación, las organizaciones deben replantearse sus procesos internos y, sobre todo, apostar por soluciones tecnológicas que favorezcan una colaboración más ágil y eficaz. No se trata de acumular herramientas, sino de utilizar aquellas que realmente mejoren la experiencia laboral y contribuyan a crear un entorno positivo. La inteligencia artificial, por ejemplo, empieza a ocupar un papel central en este nuevo escenario.
La sensación de pérdida de tiempo es común
Pese a ser esenciales para la comunicación, los correos y las reuniones a menudo son percibidos por los trabajadores como un freno que les impide concentrarse en las tareas que realmente importan. Esta paradoja —necesidad frente a ineficiencia— explica la urgencia de replantear la forma en que colaboramos.
La buena noticia es que con la tecnología adecuada el panorama cambia. Una reunión puede pasar de “esto podría haber sido un correo” a “ha merecido la pena conectarse”. Redefinir cómo nos comunicamos, cómo organizamos los encuentros y cómo aprovechamos la IA para aportar claridad, foco y energía a cada interacción, permite que las reuniones dejen de ser un lastre y se conviertan en un estímulo.
La otra cara del teletrabajo, el espacio en el que se desarrolla
Además, muchos empleados no disponen de un entorno que facilite concentrarse, ni para avanzar en sus tareas, ni para participar en reuniones de forma productiva. En entornos urbanos sin aislamiento sonoro, el ruido se convierte en una distracción constante. Esta falta de condiciones adecuadas no solo compromete la concentración, también puede afectar a la salud. Según nuestros datos, el 74% de los profesionales reconoce haber sufrido agotamiento mental por el entorno acústico y el 63% asegura que este impacto negativo repercute directamente en su motivación.
La tecnología también ofrece soluciones frente a este reto. Sistemas avanzados de cancelación de ruido, micrófonos con inteligencia artificial capaces de filtrar sonidos de fondo o auriculares diseñados para largas jornadas ayudan a crear una burbuja de concentración incluso en espacios ruidosos. De esta forma, los trabajadores pueden mantener la atención y cuidar su bienestar sin importar desde dónde se conecten.
No obstante, todavía existe una brecha de adopción
Muchas compañías siguen confiando en la filosofía BYOD. Es decir, los empleados remotos trabajan con sus propias cámaras, auriculares, altavoces, etc. y no con dispositivos profesionales. Y esto genera desigualdades en la calidad de las interacciones.
Sin embargo, cuando los equipos utilizan tecnología profesional, tanto en sala como en remoto, los resultados mejoran de forma clara. Así, los participantes conectados a distancia reportaban un aumento del 56% en la calidad de la información recibida si los que estaban en la sala usaban sistemas de vídeo profesionales. También se registró una mejora del 16% en la claridad de imagen y un 11% más de confianza en la interacción. El impacto es aún más evidente cuando los usuarios remotos emplean auriculares y cámaras de calidad. Las reuniones se perciben como más nítidas, fiables y humanas.
Es evidente que los correos y las reuniones no van a desaparecer…
Pero la forma en que los trabajadores lo viven sí puede transformarse. Pequeñas mejoras en el vídeo y el audio o la introducción de la IA generan un cambio sustancial. Un vídeo nítido permite captar las expresiones y el lenguaje corporal, haciendo que los encuentros virtuales resulten más cercanos. Además, un audio claro garantiza que el mensaje se entienda a la primera, reduciendo confusiones y frustraciones. Y la transcripción automática sólo alcanza su verdadero potencial cuando la voz se capta con precisión, lo que depende tanto del software como del dispositivo empleado.
Si lo pensamos, muchas cadenas interminables de correos podrían resolverse en pocos minutos con una videollamada bien planteada. Asimismo, con las herramientas adecuadas, esas llamadas serán más breves, productivas y claras. Y la IA tiene la capacidad de registrar las notas de la reunión, extraer las acciones clave y mantener a los participantes alineados en torno a los objetivos, evitando la dispersión.
En definitiva, la tecnología más inteligente no se limita a ahorrar tiempo: aporta claridad, mejora la energía de los equipos y hace que las personas disfruten un poco más de su jornada laboral. Con la configuración adecuada, las reuniones dejan de ser una obligación para convertirse en un verdadero espacio de conexión y colaboración.
Camille Petit
Sales Manager para Jabra en Iberia