Directivos y Empresas

Cómo trasladar el Buen Gobierno a la gestión de Start Up

La preocupación por cuestiones pertenecientes al ámbito de la responsabilidad social y el buen gobierno corporativo, desde hace dos décadas, viene despertando un creciente interés en el mundo empresarial.

Los distintos escándalos financieros que han tenido lugar en los últimos años (caso Enron, Parmaalat, Tyco, WorldCom, Lehman Brothers o Madoff), han generado una creciente preocupación en esta área, lo cual ha provocado el desarrollo de diversas recomendaciones y regulaciones sobre Gobierno Corporativo en el contexto internacional, siendo EE.UU. país pionero. 

Siguiendo esta línea, numerosas empresas españolas, desde las cotizadas a otras empresas medianas y, en algunos casos, familiares, se han ido adhiriendo a estas buenas prácticas incorporando consejeros independientes, comisiones de nombramientos y retribuciones, protocolos familiares o planes concretos de responsabilidad social corporativa (RSC).

El mundo del emprendimiento, asociado a lo que denominamos Start Up, no puede ser ajeno a ello y debe abordar desde distintas perspectivas cómo integra el Buen Gobierno y cómo incorpora la RSC o los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Formar parte de un Comité Asesor en una Start Up exige la misma preparación y esfuerzo que estar en el Consejo de Administración de una empresa cotizada o de una empresa familiar. Es una labor que exige responsabilidad y compromiso personal

Distinguimos una Start Up como una empresa de reciente creación (en Alemania se distingue como una empresa con menos de 10 años de antigüedad), muy innovadora, con gran potencial de crecimiento, y que surge por el uso intensivo de una o varias de las denominadas nuevas tecnologías digitales.

Son empresas que surgen de la mano de un grupo pequeño de fundadores y que atraviesan diversas fases: una inicial, con capital semilla proveniente de los propios emprendedores y de su entorno más cercano, una segunda fase de desarrollo de la Start Up con capital procedente de inversores particulares, fondos de inversión o empresas de capital riesgo y una tercera fase de desarrollo y crecimiento, con equipos de trabajo, en el que contar con nuevas inversiones va a ser también muy relevante.

Beneficios del Buen Gobierno en startups

Es obvio pues que ser una Start Up comprometida con los ODS va a influir positivamente en varios aspectos y uno de ellos es en el de la captación de inversión.

Además, esta contribución será un tema que afectará desde la constitución de los pactos de socios iniciales de la primera fase a la gestión de las relaciones con sus grupos de interés en las fases siguientes o al crecimiento interno y externo de la propia empresa a lo largo de sus primeros diez años de vida.

En este contexto, cinco son las claves en las que todo emprendedor debe fijarse para que su modelo de negocio como emprendedor integre el Buen Gobierno:

Contar con un propósito en el contexto de su modelo de negocio y su sector. El propósito contribuye desde el comienzo a entender el porqué de la propuesta de valor, tanto para los propios fundadores como para los inversores y los empleados que se vayan incorporando.

Sobre el propósito de la empresa, que permanece en el tiempo, irán generándose las distintas estrategias de crecimiento que se desarrollen a lo largo del tiempo.

Por eso, las Start Ups deben tener un propósito que les sirva de guía a lo largo de su camino en el que el modelo de negocio se transformará e incluso se incorporarán nuevos negocios.

Consideración especial merecen aquellas Start Ups en las que su objeto social es de puro emprendimiento social, bien porque se dedican a la captación de fondos para el Tercer Sector, bien porque se enfocan en temas como la reforestación, el autoconsumo de energía o la formación para colectivos en riesgo de exclusión, temas todos ellos de gran repercusión social y que incluyen el propósito en el propio objeto social de la empresa.

La nueva “Ley de Startup”, que va a definir un marco jurídico propio para estas empresas, distinguiéndolas de las Pymes, es una oportunidad, además, para reflexionar y establecer prácticas de buen gobierno propias

Transparencia y comunicación

Gestionar con transparencia las relaciones con los diferentes grupos de interés: inversores, clientes, proveedores, empleados y comunidad, entre otros. Al principio la relación con los inversores es muy fluida y se comparte información, relaciones y estrategias pero a medida que pasa el tiempo, los fundadores quieren tomar sus propias decisiones y surgen los problemas.

Es importante abordar, desde el principio unas políticas de comunicación transparentes y sin excesos, que sean sostenible en el tiempo y que contribuyan a la eficiencia en el crecimiento.

También es muy relevante disponer de entornos virtuales de comunicación y colaboración con clientes (redes sociales, por ejemplo) y con proveedores (portales de trabajo) que contribuyan a la transparencia y a la eficiencia en la gestión. Mención aparte es la relación con los empleados y con la comunidad, que se verán en los puntos siguientes.

La startup debe ser transparente en la comunicación con sus grupos de interés.

Compromiso con las personas que se van incorporando a trabajar en la Start Up. En este sentido hay que abordar algunos temas de suma relevancia como es el modelo de contratación o los planes retributivos.

En un entorno como el actual, en el que predominan modelos de negocio basados en plataformas con colaboradores que trabajan como autónomos, hay que posicionarse en un modelo de gestión y contratación claro, acorde con el propósito de la empresa y que permita que el valor que se vaya generando en el negocio se traslade a las personas que contribuyen a crear ese valor.

Por ello, también hay que ser innovador en modelos retributivos que incluyan planes sobre acciones o stock options, bonus asociados a logros medibles y gestión con metodologías ágiles que permitan avances rápidos y aporten eficiencia.

Ser socialmente responsables y pensar en local nos permite participar en iniciativas concretas que contribuyen a hacer realidad el compromiso social de la Start Up.

No es necesario disponer de un modelo complejo de RSC sino que basta con formar parte de actividades de la comunidad en la que se asienta la Start Up en aspectos que abarcan el reciclaje, la formación a otros colectivos o la asignación de horas de todos los empleados, incluidos los fundadores, en voluntariado social.

Un modelo basado en los ODS

La contribución a los ODS puede estar en el propósito de la empresa pero puede estar también en una serie de iniciativas concretas y fáciles de poner en práctica, que, además, van a contribuir como elemento de cohesión y motivación en los equipos de trabajo.


Defender un modelo de gobierno estable y flexible
es relevante en toda empresa que quiera crecer de forma sostenible en el tiempo. Por eso, una Start Up debe disponer desde el comienzo de una Junta de socios, de un comité de asesores y de un comité de dirección.

Uno de los órganos de gobierno más relevante y que da lugar a más modelos es el del comité de asesores. Este comité puede estar formado por expertos sectoriales, como suele ser común en BioTech, o por inversores, como en FinTech.

Lo ideal es ir a un modelo mixto en el comité de asesores que contribuya tanto a la gestión como al desarrollo de negocio con la generación de oportunidades comerciales o el acceso a nuevos inversores. 

La nueva “Ley de Startup”, en fase de anteproyecto aún, que va a definir un marco jurídico propio para estas empresas, distinguiéndolas de las Pymes, es una oportunidad, además, para reflexionar y establecer prácticas de buen gobierno propias.

A modo de conclusión es importante destacar que los modelos de Buen Gobierno, que se trasladan en políticas de RSC o de adecuación a los ODS en las Start Up son cada vez más valorados por parte de los inversores y por parte de una sociedad que está adoptando modos y prácticas de lo que se conoce como el capitalismo consciente. 

Formar parte de una Comité Asesor en una Start Up exige la misma preparación y esfuerzo que estar en el Consejo de Administración de una empresa cotizada o de una empresa familiar. Es una labor que exige responsabilidad y compromiso personal. 

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