Symborg, líder en el sector BioAgro español, pasa a formar parte de Corteva Agriscience

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Dos de las grandes tendencias en el ámbito agroalimentario son la sostenibilidad y la digitalización. Ingenieros, agrónomos, biólogos y expertos en tecnologías están llamados a colaborar en proyectos que tengan que ver con sectores como el AgroTech o el BioAgro. Dentro de este último, una empresa española, Symborg, ha logrado posicionarse como un referente por sus proyectos y soluciones para la agricultura sostenible.

La startup, de origen murciano y fundada en el año 2008, está especializada en la producción y venta de biofertilizantes y bioestimuladores que mejoran la calidad y cantidad de los cultivos y, además, ayudan a reducir el uso de fertilizantes y pesticidas químicos, lo que va en beneficio de la protección de los suelos y la biodiversidad.

Sus productos se comercializan hoy en día en más de 50 países en el mundo y entre sus colaboradores, cabe destacar el centenar de técnicos que apoyan a nivel global las actividades de los agricultores. La entidad se encuentra en plena expansión y cuenta con modelo de negocio muy apreciado, tanto es así que su portfolio ha pasado a formar parte de la estadounidense Corteva Agriscience, dedicada a la investigación, desarrollo, producción y comercialización de soluciones agrícolas y alimentarias en todo el mundo.

Symborg es adquirida por Corteva 

Ha sido en el tramo final del año pasado cuando se anunció oficialmente la adquisición de Symborg por parte de Corteva, culminando con éxito una relación que ya se había formado anteriormente con un acuerdo de distribución de una solución de Symborg para la optimización de la eficiencia de nutrientes (Utrisha™ N y BlueN™).

En su momento, Symborg decidió apostar por un sector que en la actualidad tiene una estimación de crecimiento muy importante. Se prevé que el mercado de productos biológicos sea el segmento de protección de cultivos de crecimiento más rápido en la industria, representando el 25% del mercado global para el año 2035.

Por parte de Corteva, la adquisición de esta empresa español supone un paso adelante en su estrategia para acelerar el desarrollo de una cartera de productos que es best in class en el mundo. La empresa estadounidense aúna una gran musculatura en lo que se refiere a productos biológicos, los tradicionales de protección de cultivos y la genética de las semillas. Ahora, con la adquisición de Symborg, sumará soluciones diferenciadas marcadas por la sostenibilidad.

agricultura sostenible

Stoller Group, la otra compra de Corteva 

Pocos meses después del anuncio de la adquisición de Symborg, Corteva realiza una nueva compra importante para fortalecer aún más su posicionamiento en el mercado. Stoller Group, con sede en Houston y con unos ingresos de aproximadamente 400 millones de euros, pasaba a estar en manos de Corteva.

Con Symborg y Stoller, Corteva cerraba la compra en pocos meses de dos de las mayores compañías independientes de biológicos de la industria. Dos adquisiciones que le permitirán consolidar su posición como líder en el mercado mundial de productos biológicos para cultivos. Un liderazgo que anteriormente estaba basado en productos y que ahora añade la capa de sostenibilidad y la tecnología avanzada. Y es que Corteva ya poseía una gran variedad de semillas para una amplia gama de cultivos, incluyendo maíz, soja, algodón, trigo y otros importantes en todo el mundo.

Sin duda, son pasos muy importantes como negocio, pero también cabe hacer otra lectura más de estos movimientos corporativos. La agrupación de estos agentes viene a explicar lo que será la agricultura del mañana, mucho más ecológica, menos dependiente de productos químicos para la producción y caracterizada por un uso intensivo de tecnologías.

Desde el punto de vista de los agricultores, grandes protagonistas de la industria y muchas veces penalizados por los altos costes de producción, las nuevas soluciones innovadores del ecosistema BioAgro les ayudarán a mejorar su rentabilidad y a desarrollar una labor más sostenible. La filosofía es la misma que se persiguen el resto de las actividades que se proyectan en la economía sostenible: producir más consumiendo menos recursos. Es la base de la transformación del modelo agrícola.

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