Saltar a contenido principal

La educación financiera y la planificación patrimonial son fundamentales para asegurar la preservación de las fortunas familiares a lo largo de generaciones.

A pesar de que el patrimonio puede alcanzar cifras millonarias, más del 70% de las riquezas se pierden antes de llegar a la tercera generación, debido a la falta de preparación de los herederos.

Este texto examina la importancia de formar a las nuevas generaciones en la gestión del patrimonio, destacando la necesidad de comenzar esta educación desde temprana edad para evitar la dilapidación del legado familiar.

El papel de la educación financiera y la planificación en la preservación del patrimonio intergeneracional

La transmisión de un patrimonio familiar no es solo una cuestión de herencia económica, sino también de valores, educación y responsabilidad. Numerosos estudios revelan que más del 70% de las fortunas familiares se pierden antes de la tercera generación. Este fenómeno, conocido como shirt sleeves to shirt sleeves in three generations, tiene su raíz en una preparación insuficiente de los herederos para gestionar la riqueza recibida.

En un contexto en el que los grandes patrimonios se enfrentan a retos fiscales, volatilidad de los mercados y cambios en las estructuras familiares, la formación de los herederos se convierte en un pilar estratégico para evitar la dilapidación del legado.

Más del 70% de las riquezas se pierden antes de llegar a la tercera generación, debido a la falta de preparación de los herederos

La importancia de la planificación patrimonial

Un error frecuente en las familias empresarias y con alto patrimonio es centrarse exclusivamente en la planificación fiscal y jurídica de la sucesión, descuidando la formación de los herederos. Si bien es esencial estructurar la herencia para optimizar la carga impositiva y garantizar la seguridad jurídica, sin una adecuada capacitación, los activos heredados corren el riesgo de ser mal gestionados.

Los expertos de Norz Patrimonia señalan que la planificación patrimonial debe abordarse en tres dimensiones: jurídica, fiscal y formativa. Esta última, a menudo relegada, es la que asegura que los beneficiarios comprendan no solo el valor monetario de los activos, sino también el esfuerzo, la estrategia y los principios que hay detrás de ellos.

Educación financiera desde edades tempranas

La educación financiera debe comenzar mucho antes de que el heredero reciba el patrimonio. Introducir conceptos como el ahorro, la inversión, la diversificación de riesgos o el impacto de los impuestos permite que el futuro beneficiario adquiera hábitos y conocimientos que aplicará de forma natural cuando gestione la herencia.

Incorporar a los herederos en conversaciones sobre el negocio familiar, explicar cómo se generan los ingresos o qué criterios se siguen para tomar decisiones de inversión son prácticas que fortalecen la mentalidad de responsabilidad. Cuanto antes se normalice hablar de dinero y gestión patrimonial, más sólida será la cultura financiera dentro de la familia.

El riesgo de la sobreprotección

Uno de los mayores enemigos de la preservación del patrimonio es la sobreprotección. Los herederos que crecen sin entender el valor del esfuerzo ni los riesgos asociados a la gestión patrimonial tienden a tomar decisiones impulsivas o poco informadas.

Por eso, los asesores recomiendan exponer a los futuros sucesores a experiencias reales de gestión: participar en reuniones de consejo, involucrarse en proyectos de inversión o liderar iniciativas empresariales supervisadas. Este contacto directo con la toma de decisiones refuerza la capacidad de análisis y la prudencia.

Herramientas para preparar a los herederos

Entre las metodologías que utilizan las familias y consultoras como Norz Patrimonia para formar a los herederos destacan:

  • Programas de formación a medida en finanzas, derecho societario y gestión empresarial.

  • Simulaciones de escenarios de crisis económicas o cambios regulatorios para entrenar la toma de decisiones bajo presión.

  • Planes de mentoría con expertos externos y miembros veteranos de la familia.

  • Creación de protocolos familiares que definan la misión, los valores y las reglas de gestión del patrimonio.

  • Participación en fundaciones o proyectos de impacto social, para fomentar la visión a largo plazo y la responsabilidad social.

El rol de los protocolos y el gobierno familiar

La existencia de un protocolo familiar y de órganos de gobierno (como el consejo de familia) no solo ordena la sucesión, sino que también actúa como marco de aprendizaje. Estos instrumentos ayudan a que los herederos interioricen las reglas de juego y participen en un entorno controlado antes de asumir responsabilidades plenas.

Un consejo de familia bien estructurado permite integrar a las nuevas generaciones de forma progresiva, asignando roles que crecen en complejidad según la experiencia y las competencias adquiridas.

Casos de éxito y fracaso

La historia empresarial está llena de ejemplos que ilustran cómo la formación o su ausencia marcan la diferencia:

  • Caso de éxito: familias que, tras décadas de formación estructurada, logran no solo mantener, sino ampliar su patrimonio a lo largo de varias generaciones, diversificando inversiones y adaptándose a los cambios económicos.

  • Caso de fracaso: herencias millonarias dilapidadas en pocos años por decisiones de inversión erróneas, gastos descontrolados y conflictos internos por falta de comunicación y reglas claras.

La diferencia no reside únicamente en el volumen del patrimonio inicial, sino en el grado de preparación de quienes lo reciben.

El componente emocional de la herencia

La gestión del patrimonio no es solo técnica; tiene una fuerte carga emocional. La pérdida de un fundador o de una figura clave de la familia puede generar tensiones y decisiones precipitadas. Por eso, la preparación de los herederos debe incluir competencias de liderazgo, gestión de conflictos y comunicación efectiva.

Trabajar estos aspectos en un entorno controlado reduce el riesgo de que las emociones interfieran negativamente en la gestión del legado.

Beneficios de una estrategia integral de formación

Invertir en la formación de los herederos ofrece beneficios claros:

  • Mayor capacidad de preservar y hacer crecer el patrimonio.

  • Reducción de conflictos familiares.

  • Continuidad de la empresa o inversiones familiares.

  • Transición más fluida entre generaciones.

  • Reputación familiar fortalecida.

Como resume Norz Patrimonia, “formar a los herederos no es un gasto, es una inversión en la continuidad del legado”.

Mirando al futuro

En un mundo marcado por la volatilidad y la disrupción, la gestión responsable del patrimonio es más compleja que nunca. Las nuevas generaciones se enfrentarán a retos inéditos: cambios fiscales globales, transformación digital acelerada, criterios ESG y un mercado financiero cada vez más interconectado.

Ante este escenario, las familias que prioricen la formación integral de sus herederos estarán mejor posicionadas para mantener su legado, adaptarse a las nuevas reglas del juego y aprovechar las oportunidades que surjan.